"There is no such thing as great writing – there is only great re-writing"
Ernest Hemingway
Según Hemingway, el secreto de escribir bien consistía en releer lo escrito una y otra vez, cientos de veces, y mejorarlo. En sus consejos, el gran genio no habla de ortografía y reglas gramaticales, sino de cómo cultivar el arte de expresar nuestros pensamientos e ideas pluma en mano.
Escribir bien es un arte que hay que cultivar, no es un acto espontáneo.
Todo, absolutamente todo, en la escuela se enfoca a través de la escritura. Las lenguas -la propia y la extranjera-, las ciencias y las humanidades, hasta la educación física, todo implica leer y hacer exámenes escritos.
Es de esperar que tal enfoque proporcione a nuestros hijos una buena base para expresarse bien de manera escrita antes de llegar a la universidad. Y nada más lejos de la realidad. Lejos de darles pautas para una buena exposición por escrito, a nuestros hijos se les enseña ortografía y gramática pero no se cultiva en ellos el arte de expresarse bien por escrito.
Llegados a la universidad, nuestros hijos exhiben una preocupante falta de recursos expresivos, tanto por escrito, como en expresión oral.
El proceso para aprender a comunicarnos en una lengua pasa por las siguientes etapas:
Escuchar
Imitar
Entender
Comunicarse verbalmente
Entender textos escritos
Leer
Y sólo entonces escribir
No sabremos escribir hasta que no sepamos leer. Y no puede haber lectura si no hemos dominado hablar una lengua antes. No podremos hablar una lengua, sin primero entenderla.
Cualquier intento de alterar este proceso natural llevará a la descompensación y la frustración del estudiante. Oiremos diagnósticos como el clásico “Si me lo escribes lo entiendo más o menos, pero no lo entiendo si me lo dices”.
¿Dónde está la comunicación en tal nivel de dominio de una lengua?
Saber ortografía consiste en escribir correctamente palabras sueltas y dominar la puntuación en textos más largos.
Saber escribir es el arte de expresarte de manera coherente por escrito, de exponer ideas y conseguir cohesión.
Identificar una con otra y, sobre todo, enfocar el aprendizaje de segundas lenguas desde la escritura, en sus etapas iniciales y cuando el alumno no está preparado, tiene consecuencias nefastas:
- El alumno no entiende lo que escribe. Sencillamente memoriza grafías.
- Al memorizar palabras en una lengua no fonética como el inglés, uno acaba aplicando las normas fonéticas de su propia lengua y desarrolla una pronunciación errónea
- Al pronunciar mal no se le entiende y se produce una brecha en la comunicación que daña seriamente la confianza del alumno: “¡Ni entiendo, ni me entienden! El inglés no se me da bien”.
Que tenemos que poder expresarnos por escrito está fuera de cualquier debate. La pregunta es cuándo hay que introducir las pautas de una buena escritura y en qué momento tenemos que empezar a desarrollar esta habilidad.
Hacerlo a niveles muy iniciales es totalmente contraproducente e innecesario. Hacer leer un texto en inglés a un niño de 6 años, cuando éste no entiende aún, no tiene el menor sentido. La reacción esperada es la de desinterés y rechazo. Y es lo que sucede: al perder interés por una práctica mal enfocada, el alumno pierde interés por la lengua en sí.
Se consiguen mucho mejores resultados si nos esperamos a empezar a usar la lengua en la comunicación oral para acometer la escrita. Y esto no sucede hasta un B1-B2.
Cuando un alumno ya habla, cuando es capaz de comunicarse verbalmente, surge de manera espontánea y natural la necesidad de leer y escribir.
Es entonces cuando tenemos a nuestro alumno en la zona del interés y el aprendizaje será mucho efectivo y rápido. No hay que preocuparse por esperar, valdrá la pena.
Los métodos de enseñanza de lenguas extranjeras a menudo elaboran sus recursos didácticos desde la premisa de que se han de desarrollar cuatro habilidades comunicativas: escuchar, hablar, leer y escribir. Cada manual didáctico enfatiza estas destrezas. Sin embargo nadie ha dicho que se tienen que emprender simultáneamente y menos que se tiene que empezar por la última: la escritura.
Respetando el proceso natural se consigue llegar a la meta de una comunicación integral mucho antes, con más interés y mejor calidad.
Os dejamos con los testimonios de nuestros profesores en este vídeo: