Ahora, se habla en los países que abandonan el confinamiento de la "nueva normalidad." Lo que lleva a preguntarse, es qué acaso la normalidad puede ser "nueva".? Definir algo tan cotidiano como nuevo, tiene un efecto contraproducente. No es reconfortante, resalta la incertidumbre tras el coronavirus, en todos sus niveles de influencia. Nos desprendemos de costumbres y empezamos a redefinir normas de convivencia.
Y es que en apenas semanas, cuando bajemos de la escalada, habremos dicho adiós de nuestra rutina, elementos de uso común, como los servilleteros de los bares, las cartas para elegir platos y los palilleros. En general, todo lo que implique ser manoseado por más de una persona. Además, la costumbre tan española, de ir de tapas y pedir todo al centro para compartir o el internacional buffet, pueden estar fuera del menú conductual en el futuro inmediato. Los cines volverán, como lo harán los parques y conciertos; pero nada será como antes, al menos durante una temporada. Son pequeñas pérdidas, pero me permiten enmarcar el sutil cambio necesario.
En este sentido, los psicólogos enumeran cinco etapas del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Si perdimos nuestra "normalidad", transitemos la pérdida de acuerdo a esas etapas.
NEGACIÓN: Para muchos, la escalada es volver a su vida pasada. Es vivir el aquí y el ahora, negando la necesidad de precauciones en un esfuerzo por dejar lo negativo atrás: las restricciones y el miedo, pensando que ya todo pasó, y que podemos reiniciar nuestras vidas en el punto que la dejamos. Sobrevivir la pandemia no es fácil. Mejor negarla. Según Dolores Rizo "Es una estrategia adaptativa que nos ayuda a afrontar la situación para sobrevivir y dosificar el impacto y el dolor... La negación es necesaria, porque ganamos tiempo para ir asimilando la realidad poco a poco, en dosis aceptables a nuestra psique. Nos permite sobrevivir ante un mundo lleno de cambios, sucesos y circunstancias inesperados, que nunca habríamos imaginado, y para lo que nunca estaríamos preparados." Sin embargo, el mundo sigue y superamos esta etapa, con memes y bromas..
IRA: O por lo menos frustración. "Estamos en una situación impuesta a la que nos hemos tenido que adaptar de la noche a la mañana. De alguna forma, nos han privado de un proceso de adaptación y este shock tan repentino provoca este tipo de emociones y sentimientos como pueden ser la ansiedad, el estrés, el miedo o la incertidumbre”, indica, Judith Viudes. Por su parte, según, ITACO Psicólogos "El hecho de perder el control de nuestra vida de un día para otro y no saber hacia dónde nos lleva esta situación genera un gran malestar. La situación actual supone un cambio y, además, uno no elegido voluntariamente: todas las alteraciones constituyen un coste psicológico, porque conllevan el afrontamiento de un contexto diferente, con nuevos comportamientos, cambios emocionales...”. Inclusive, afirman que, “En este caso, a pesar de su nombre ('nueva normalidad') aún no es normal: hasta que nos habituemos al escenario,... cada día nos costará un poquito, pero durante el proceso, sentir enfado o resistencia es también normal. Progresivamente este coste se irá reduciendo y pensar en ello dejará de ser una fuente potencial de negatividad porque nos habremos adaptado a una nueva forma de hacer las cosas”.
NEGOCIACIÓN: Ahora, al volver a conquistar las calles; ¿cómo hacerlo? Primero de todo asumiendo que al menos hasta que no haya una vacuna o hasta que la situación sanitaria no esté controlada, no vamos a poder volver a lo de antes (o incluso nunca). Ha llegado el momento de tomar las riendas de nuestra propia vida, cuidar nuestra salud mental y seguir los consejos de los expertos en la materia para intentar verlo todo desde otra perspectiva.
La nueva "realidad" es para muchos desconocida y amenazante. Cada quien afrontará el estrés o miedo que le produce, con los medios que dispone. Y para ello es importante reconocer y aceptar, qué puedes cambiar y qué está más allá de tu responsabilidad. Las cosas no pueden ser exactamente igual que antes, pero hay que intentar no anticipar el futuro poniéndonos en lo peor, sino que hay que ir asumiendo que hay cosas que se van a posponer, y otras se reconsiderarán. En coaching, se habla de definir tus áreas de influencia. Reconocer que tus objetivos deben enmarcarse dentro de los límites y de acuerdo al alcance de tu accionar. Esta situación, puede hacernos sentir perdidos y desorientados al no poder tener las cosas bajo control. Ahora es momento de distinguir entre esas decisiones que sí dependen de nosotros mismos y de las que no. “es importante modificar nuestro diálogo interno y dejar de anticipar; por tanto, lo más importante es centrarse en el presente y trabajar para adaptarse a la nueva situación social y laboral. Sin presiones, pero dando pequeños pasitos que suman”, continúa Judith Viudes.
ACEPTACIÓN: ¿Y cómo hacerlo? No se trata de posponer la vida, ni de deshacerte de planes y objetivos sino de aceptar que esta es la vida que tenemos. Habrá algunos planes que tendremos que aplazar y esperar una nueva oportunidad, otros que deberemos redefinir en virtud de nuevas fortalezas y debilidades, pero otros en cambio emergen y se nos permite disfrutarlos. Desde ITACO Psicológos indican: “Como idea general, posponer las actividades hasta que se den las condiciones anteriores podría conducirnos a un bloqueo, pues no sabemos cuándo se van a dar de nuevo y nos estaríamos privando de las emociones positivas que nos producen: adaptar de alguna forma las actividades que tengan sentido mantener a las circunstancias, aunque no nos hagan sentir lo mismo, nos permitiría tener una sensación de continuidad y disfrutaremos de gran parte de esas sensaciones”.
EL SER HUMANO ES TREMENDAMENTE ADAPTATIVO, así que aunque no va a ser fácil, No es el fin de la vida como la conocemos, sino el inicio de una nueva aventura.
"Abramos nuestra mente al cambio y trabajemos nuestra resiliencia” comenta Anna Llebaría. Y no te equivoques, este paso de la vida, como cualquier otro, nos brindará un visión más clara de lo que somos capaces.