Este artículo nació en febrero, cuando estaba sentada en un terrero enfrente de mi casa en una urbanización, en mi mesa de trabajo improvisada, tomando un café y disfrutando del sol en pleno invierno. Tenía unos cuantos artículos por traducir, uno por editar y era un domingo por la tarde. Debo confesar, que soy una chica totalmente de ciudad, más que del campo. Me apasionan las calles llenas de gente paseando, me encanta el ruido de la Meridiana y los áticos para observar las vistas en la ciudad y los coches aparcando abajo del edificio. Supongo, que muchos de los que me estáis leyendo sois como yo: gente de ciudad, y no os podéis imaginar vivir en el campo, con su huerto, los animales y la chimenea.
Entonces, respirando ese aire fresco y limpio he decidido escribir este artículo, dándoos diez razones por qué NO alquilar una casa en el campo. Está dirigido a las personas totalmente convencidas de que no quieren vivir fuera de Barcelona bajo ningún concepto.
El aire fresco y el cielo azul
La contaminación de Barcelona está algo por debajo de los niveles de contaminación de ciudades como Nueva York, Tokio o Moscú. Pero a veces por la noche, si os mola observar las estrellas a través de la ventana, en nuestra ciudad es una misión casi imposible debido a los extractores de las fábricas de alrededor. Y muchas veces nos hemos sorprendido por el color naranja pálido en lugar del azul oscuro, típico del cielo. Por lo tanto, si no os gusta respirar el aire fresco y ver las estrellar por la noche, es una razón para no alquilar una casa en el campo.
Las noches delante de chimenea con amigos
Sabemos que la calefacción en Barcelona es una cosa muy curiosa: no hace tanto calor en invierno para no tener un aire acondicionado o radiador (versión más económica). Por lo tanto, hay pisos muy fríos y nos vemos obligados a poner una o más estufas para pasar la noche y no morir en un intento, pagando unas facturas de luz y gas bastante elevadas. En una casa en el campo no pasa esto: muchas tienen chimeneas para hacer el fuego, y esto también conlleva todo el proceso de ir a buscar leña en un bosque, cortarla, encender los troncos y pasar una noche cálida con amigos y copas delante de una chimenea. SI preferís estufa, no alquiléis una casa en el campo.
3. La fruta y verdura natural 0km.
Sabemos cuánto cuesta un quilo de tomates o manzanas en un supermercado, y también sabemos que su sabor parece más al de cartón que de un tomate o una manzana de verdad. En Barcelona hay muchas tiendas ecológicas y muchos restaurantes ofrecen la opción de platos con productos 0km. Pero no todos estamos dispuestos a pagar 4€ por un quilo de manzana o ir a un restaurante gastando 30€ por persona en un par de platos todos los días. En cambio, en el campo podéis plantar vuestras propias patatas o tomates, y recoger las frutas de los arboles cada verano sin coste ninguno.
4. El precio de alquiler bajo.
Barcelona es una de las ciudades con un precio de alquiler de habitación o piso más elevadas de España. En el último año alquilar una habitación individual en los barrios como Gràcia, Eixample o Born, sube hasta 600€ al mes, cuando una casa entera en urbanización de más de una habitación os puede costar desde 300€ al mes. ¿A que preferimos pagar más por 15m2 que tener nuestra casita propia con su terreno y huerto? Alquiler barato es una razón para NO tener una casa en el campo.
Adoptar un gato o un perro
Tener una mascota en un piso en Barcelona no es fácil, nuestras vidas cada vez son más ocupadas y cada vez dedicamos más tiempo al trabajo, que a nuestros hogares. Y si os habéis planteado adoptar un gato o un perro y criarlo en un piso, o ya lo tenéis y no los propietarios no os dejan entrar a vivir con animales, sabéis de que se trata. Por un lado, no queremos tener mascotas encerradas en cuatro paredes todo el día y sacarlos a pasear por la noche, y por otro lado nos causa un gran obstáculo para encontrar una viviendo. En cambio, en una casa en el campo las mascotas están más que bienvenidos y podéis adoptar tantos gatos y tantos perros cuanto os permite el bolsillo, y sin preocupaciones de su rutina diaria, ya que tienen todo el terreno libre para ellos. Mi gata, por ejemplo, está encantada dando vueltas por ahí, mientras estoy escribiendo