Las huellas que se imprimen el cuerpo son más duraderas que las que se aprenden desde la mente.
Si podemos ser conscientes de lo que las palabras nos hacen sentir, estas quedaran afincadas en nuestro ser de forma profunda y vendrán a nuestra cabeza más directamente que si intentáramos recordarlas.
Solo somos conscientes de un 3% a un 5%(depende de la fuente) de lo que sucede en nuestro interior. El corazón transmite, mediante el ritmo de su latido, más información y de manera más inmediata e indeleble que las neuronas de nuestro cerebro. Si digo: no aprendemos de lo que nos dicen sino de lo que vemos. ¿alguien estaría en desacuerdo?.
Por otro lado, aunque parezca contradictorio, el discurso crea realidad. Y es por eso que, muchas veces, sentimos incompatibilidad con el entorno. Vemos en los demás ese 95% de nosotros que no condice con lo que decimos que somos.
La toma de consciencia mediante un proceso creativo, como es el arte, nos provee de recursos duraderos a la hora de incorporar nuevos estímulos/inputs y almacenarlos en un sitio accesible para cuando sea necesario. Usando esta herramienta que nos regala la vida, creamos nuevas sinapsis mentales, vibraciones a más alta frecuencia, código cardio-binario más saludable. Para nuestra vida y la memoria colectiva del todo que integramos como seres únicos.
El 80% de la comunicación no tiene que ver con las palabras en si. El tono de voz y el lenguaje corporal envían mensajes gráficos que son interpretados por el subconsciente. Sabiendo unas pocas palabras en un idioma, podemos comunicarnos bastante eficientemente si regulamos nuestras frecuencias sonoras y exageramos la gestualidad. Y, a diferencia de cuando hablamos nuestra lengua nativa, a cualquier mal entendido se le otorga el beneficio de la duda. Cuando hablamos con un extranjero y nos dice algo que nos suena mal de alguna forma, ya sea agresivo o desubicado, somos más propensos a preguntarle que quiso decir. Si percibimos lo mismo de un homóglota, muy probablemente nos quedaremos con la mala impresión, con la forma y no con el contenido.
Aprender a escuchar al otro es importante, pero, ¿Qué tal, intentar aprender a sentirlo?
Todo aprendizaje se fija con una acción. Explicando, produciendo, apropiándose de lo nuevo. De niñ@s entonces, aprendemos de lo que oímos, de lo que vemos y, sobre todo, de lo que hacemos. Y ¿qué hacen l@s niñ@s?... Juegan. Y ¿qué es el juego, sino un método empírico para conocer el mundo que nos rodea?
La naturaleza del arte es lúdica, es experiencia, descubrimiento, autoconsciencia, expresión. Una manera de sacar afuera todos los matices que llevamos dentro. Y así verlos plasmados y enterarnos de quienes somos.
Tuve la suerte de comenzar a trabajar en Oxinity. Una comunidad de profesores de inglés, francés, alemán y español. Gente de muchas partes del mundo, con múltiples habilidades "extracurriculares". Somos también artistas (creo, la mayoría), gente de marketing, community managers, creadores de contenido/bloggers, coaches...
En fin, gente con ganas de transmitir. De sacar su mensaje al mundo. Y la enseñanza es un medio directo de transmisión retroalimentada.
PROXIMAMENTE: INGLÉS PARA ARTISTAS (cantantes de ducha o concierto, bailarin@s de sala o salón, actor@s de espejo o de cine, etc). Sesiones de 2 horas de duración con auto-exploración físico emocional (estiramiento, respiración y toma de consciencia del presente: "nuestro cuerpo") calentamiento bailado, lectura y performance de frases, monólogos, diálogos y escenas(dependiendo de la continuidad y compromiso de los participantes); finalizando con devoluciones grupales y producción de pequeños textos derivados del trabajo del día/semana/mes/curso.
MUY PRONTO: Concierto de FOXILORO, la banda de rock made in Oxinity.