Te contamos los 5 sencillos y muy económicos pasos para conseguir que tu hijo o hija se desenvuelva tan bien en inglés como lo haría un niño nativo de la misma edad. La estrategia requiere sólo un compromiso: regularidad de exposición de tres maneras diferentes.
Es de enorme importancia la exposición pasiva en el aprendizaje de idiomas, como ver series infantiles o dibujos animados en versión original. A pesar de no estar interactuando, se produce un muy necesario aprendizaje pasivo que incrementa la adquisición de la lengua en su estado más genuino y mejora la comprensión auditiva y por consiguiente la pronunciación de los más pequeños.
Se recomienda que se opte por una proporción 2:1 de exposición pasiva y activa, es decir por cada clase de 30 min, necesitamos 60 min de exposición audiovisual.
Todo lo que no necesita profesor, pero contribuye al aprendizaje lo hemos encapsulado en la plataforma de Oxinity en forma de juego didáctico. Como si de un viaje virtual a Londres se tratara, los pequeños aprenden de forma más libre y a través de ejercicios de respuesta automática y desarrollan su comprensión lectora. Cada acierto es un paso más hacia el progreso pero también lo es cada fallo, que presenta una buena oportunidad para identificar y aprender aquello que el alumno aún no domina.
Un ciclo de aceleración consiste en intensificar la exposición al inglés mediante clases cortas, de 30 minutos, pero aumentando su frecuencia a cada día de la semana.
Aprovecha las vacaciones para intensificar todo lo que puedas. El resultado será evidente y el salto cualitativo inminente después de la primera semana.
Cuando tu hijo tenga más carga escolar, mantén la intensidad a 2 clases por semana.
La dinámica de clase no deja al alumno pasivo en ningún momento. A los niños se los reta para que siempre hablen y se expresen en inglés a través de variedad de actividades. Todos los estudios de progreso llevados a cabo en los últimos 18 meses muestran inequívocamente que una clase de 30 minutos centrada en la práctica activa de la lengua es mucho más efectiva que 3 horas seguidas de sesión que incorpora elementos poco comunicativos, por no decir aburridos.
Lejos de desorientar o perder el hilo conductor, el cambio de profesores bajo el mismo sistema se convierte en un estímulo constante para que los alumnos no se habitúen al mismo acento.
Esta fórmula evita por completo la rutina y el aburrimiento y consigue que hasta los más tímidos normalicen comunicarse con muchos hablantes y logren diferenciar e interactuar con todo tipo de acentos. Es aquí donde se produce el salto cualitativo, ya que los alumnos acaban imitando a varios profesores y esto se traduce en mejora inmediata de la pronunciación y la fluidez.
Para hablar como los nativos necesitamos 3 tipos de exposición. Sólo para una de ellas necesitas profesor. Las otras dos las puede hacer uno mismo, con un poquito de tiempo y según tus gustos y preferencias.
Hablar inglés como los nativos no es ningún problema insalvable. Es cuestión de encontrar la mejor estrategia y ser constantes en ella.