Cuando somos padres y madres responsables, se nos imponen una serie de preguntas que tenemos que contestar hoy, pero cuyo impacto -acierto o error- veremos en el futuro. El objetivo: ayudar a nuestros hijos a liderar el cambio hacia un entendimiento global en todas las esferas de nuestra vida.
La cultura general y la buena formación son clave para hacer que nuestros hijos sean futuros líderes. Y no nos referimos a desempeñar el rol de directivo o mandamás. Líder es aquel que se mueve y conduce a los demás hacia la concordia por medio de la palabra. El que forja equipos. El que crea valor. El que sabe llevar una reunión al win-win de todos los participantes.
Para liderar no puede haber trabas lingüísticas. La lengua franca de nuestro tiempo, el inglés, no es una asignatura que hay que aprobar y no es un título que hay que sacar. Es la lengua vehicular hacia el liderazgo.
Podemos decidir, aquí y ahora, qué queremos para nuestros hijos: que simplemente vayan sacando el colegio como puedan o impulsar un cambio radical de progreso en todas las materias a las que se enfrentan en el colegio.
También podemos decidir si queremos que sus capacidades se midan por los aprobados o suspensos o por las competencias reales que desarrollan como personas que se comunican bien en cualquier grupo, de cualquier nacionalidad, ámbito y propósito.
El dominio del inglés con soltura y fluidez se impone sobre un aprobado o un título. Competencias reales para la realidad de hoy.
No estamos acostumbrados a pensar que una única asignatura nos puede ayudar en todas las demás. Y menos que ésta sea el inglés. Pero el éxito de cualquier asignatura se basa en la comprensión, la decodificación del mensaje específico que cada materia transmite.
Los programas de la escuela moderna apuntan claramente al bilingüismo a través de una serie de asignaturas que ya se imparten en inglés. Aprenderlo es por consiguiente imperativo, pero no puede ser a costa de las demás actividades extraescolares, tan necesarias para nuestros hijos.
La carga lectiva del colegio puede llegar a ser abrumadora. Por otra parte, el inglés es de obligado aprendizaje.
Pero además un niño tiene que jugar, hacer deporte y otras actividades artísticas y creativas. ¿Cómo conciliar la necesidad de aprender inglés sin convertirlo en otra carga más?
Hablar inglés, aprobar todas las asignaturas en inglés y liderar reuniones se consigue con otro tipo de clase. Clases pensadas para ofrecer contenido de lógica matemática, ciencias, arte, historia, geografía, etc en inglés para adquirir conocimientos lingüísticos junto a los específicos de cada materia.
Dos componentes esenciales que no dejan nada al azar:
Tecnología que identifica qué sabe y qué necesita aprender el alumno para acelerar su aprendizaje y
Mucha planificación y elaboración de contenidos por especialistas en las más diversas materias como matemáticas, ciencias naturales, ciencias sociales, historia, geografía, arte, música, etc.
Combinado estos elementos hemos conseguido:
Las estrategias de aceleración de aprendizaje y las soluciones integrales incorporando tecnología vienen a nuestro rescate. Las ofertas viables han de incluir en la clase de inglés el contenido de las demás materias reduciendo el tiempo de aprendizaje para ganar tiempo para otras actividades extraescolares.