En los últimos 18 meses hemos sido testigos del auge de propuestas para aprender idiomas en línea. La demanda se ha visto disparada por la reducción de la movilidad a causa de la situación pandémica del coronavirus, sin embargo el fenómeno es una evolución lógica del aprendizaje hacia fórmulas más flexibles, económicas y de alcance global.
Hemos seleccionado cinco propuestas educativas, con sistemas y soporte tecnológico diferentes, para el gusto de cada usuario.
La plataforma prioriza la calidad de su servicio al diseño, apostando por crear motores potentes de detección de langunas de aprendizaje y estrategias de aceleración. Una de las pocas que cuenta con un sistema de aprendizaje bien estructurado y servicio técnico en tiempo real.
Simplemente no les dio tiempo a adaptarse. El Covid-19 se llevó por delante a muchas academias que no estaban preparadas para lo que se avecinaba y la mayoría interpretaron la restricción de la presencialidad como un fenómeno pasajero.
La solución de cambiar un canal por otro -Zoom o Skype en vez de presencial- sin hacer ningún tipo de adaptación en su metodología, organización o contenidos, condenó a muchas academias al cierre.
Por el camino dejaron a muchos profesores y alumnos literalmente “tirados” con las consiguientes pérdidas irreparables de negocio local.
Puede que la crisis del coronavirus convenciera a muchos alumnos de probar clases por videoconferencia que de otro modo no probarían, pero aquellos que tuvieron buenas experiencias no las cambiarían ya por ninguna otra modalidad.
Pocos son los que se acuerdan hoy de la rigidez de la clase semanal de inglés en la academia, con el mismo grupo de 10 personas, a la misma hora.
La modalidad online bien estructurada ofrece adaptabilidad, flexibilidad, acceso a profesores de todo el mundo y opciones de cambios flexibles de clases que nunca antes se daban con clases presenciales.
Aprender inglés online se convirtió rápidamente en la solución preferida por profesionales y padres de niños, debido al ahorro de tiempo en desplazamientos y la considerable rebaja en la factura de las clases de inglés.
Si bien las pequeñas academias no tuvieron la visión ni los recursos para presentar una oferta atractiva, las instituciones consolidadas pecaron de poco ágiles. Sus pesadas máquinas administrativas resultaron poco adecuadas para hacer la transformación hacia online.
No todas las plataformas tienen el mismo modelo de negocio detrás, ni su planteamiento pedagógico. La popularidad de muchas crece rápido pero también rápidamente pierden cuota, y dejan atrás alumnos frustrados por no haber conseguido el objetivo prometido en sus reclamos publicitarios.
¡No, no se aprende inglés en 15 minutos y solo!
A pesar del bajo coste de la suscripción, los usuarios abandonan pronto al no ver avance. No hay aprendizaje de calidad sin una persona que inspire y guíe.
Al frente de la carrera del aprendizaje de inglés online se han situado decididamente las tecnológicas de educación que piensan tanto en el usuario alumno, como en el profesor. Entre ellas un puesto de relevancia cada vez más fuerte está ganando la EdTech Oxinity, que incorpora tecnología inteligente para garantizar resultados mucho más efectivos a un coste sostenible y posibilita un sustento digno a sus profesores.
Se apuesta por fórmulas de detección de necesidades que se programan y activan con el profesor y un complemento digital en la plataforma para repaso y consolidación. El uso de big data ayuda a sincronizar las necesidades de los alumnos con la selección de contenidos personalizados de manera ágil y estructurada.
El acceso a profesores también ha cambiado. Si antes necesitábamos al nativo en nuestro barrio, ahora podemos acceder a miles de docentes nativos de todo el mundo.
Por la atención de los alumnos ahora compiten más profesores globalmente. Muchas plataformas abusan del exceso de oferta de profesores bajándoles el precio/hora y obligándolos a trabajar muy por debajo de lo que se considera digno de un trabajo cualificado.
Hay que reconocer que aún quedan nostálgicos de la presencialidad que añoran la clase de inglés como un club social.
Otro factor a tener en cuenta son algunas malas experiencias de alumnos con plataformas poco elaboradas, o academias no adaptadas a esta modalidad.
Las soluciones que realmente funcionan no han sido improvisadas. Son producto de mucha investigación y no poca inversión en recursos informáticos, didácticos, tecnológicos y humanos para ofrecer un aprendizaje de calidad.