Cuando hablamos de moda del futuro, la tecnología es lo primero que suele venir a nuestra mente. Tendencias súper innovadoras como el 3D printing y los electrotextiles ya comienzan a asombrarnos.
Pero ¿y si el futuro nos sorprendiera con otra solución, muy lejos de lo tecnológico e igual de novedosa, a los altos niveles de contaminación a los que esta industria nos expone?, ¿y si en unos años estuviéramos haciendo moda con microscópicos elementos igual de complejos y fascinantes?
Agua, bolsas de té, azúcar, vinagre de manzana y Kombucha, una bebida de origen chino hecha con té fermentado, son los cinco sencillos ingredientes con los que la diseñadora textil Suzanne Lee se las ha ingeniado para darle vida, nunca mejor dicho, a su proyecto Biocouture. Experimentando con métodos de fermentación, Lee, ha obtenido como resultado una celulosa bacteriana a la que ha llamado “cuero vegetal”, que no solo es biodegradable, sino que también, una vez desechado, podría convertirse en abono.
Pero no solo Suzanne ha estado cultivando ropa. Biological Atelier, una iniciativa de la británica Amy Congdon, nos trae la idea de “un mundo en el que los materiales no son fabricados… crecen. En el que nuevos materiales de lujo son formados por células, no telas”. Esto será posible en los próximos años combinando el diseño textil con la ingeniería de tejidos, que permite sustituir tejidos animales a través de cultivos artificiales. Estos nuevos “textiles” podrían incluso ser diseñados para tener características como color sin necesidad de teñido repelencia al agua.
En Berlín, Essi Glomb y Rasa Weber han dado con otra alternativa ecológica en su taller de diseño Blond & Bieber. Las microalgas, organismos microscópicos fotosintéticos, son las protagonistas de esta propuesta. Algaemy, como le han llamado, se trata de la utilización de estos diminutos seres como pigmentos, los cuales pueden producir naturalmente tonalidades azules, verdes, marrones y rojas.
No muy lejos, en Londres, ha “nacido” una técnica similar. Y es que remplazar las dañinas técnicas tradicionales de teñido a sido también tarea de Natsai Audrey, quien luego de varias pruebas en su estudio Faber Futures ha logrado hacer crecer bacterias en pañuelos de seda creando increíbles estampados.
Una vez conscientes del poder que la moda biológica podría llegar a tener, no es difícil entonces imaginar un futuro en el cual produzcamos materiales a partir de células o bacterias.